martes, 26 de junio de 2012

Capítulo I: Una dolorosa despedida.

Era una fría mañana de invierno, la escarcha se colaba por la ventana encajada y el viento mecía las hojas que caían suavemente en el frío suelo.
Rachel se sobresaltó al caerle la escarcha en los pies. Se llevó la mano a la cabeza y dijo para sí:
''Sólo ha sido un sueño''. 
Se dispuso a bajar de la litera,cuando vio las maletas en el suelo.
-No es posible, llegó el temido día.-dijo apenada.
Se dirigió a un escritorio y cogió su nuevo uniforme. Sin hacer ruido, pues no quería despertar a Rose, se encerró en el baño y se puso a llorar.
Llevaba cuatro años allí, cuatro maravillosos años allí. Ahora tendría que empezar de nuevo. Desde la muerte de sus padres, cuando ella solo tenía seis años, y la acogió Claire, había cambiado seis veces de internado. Hasta que con doce años, ingresó en el que sería el definitivo; o eso creía ella.
Cuando llegó a St. Martina creyó que le iba a ocurrir lo mismo que en los internados anteriores; le iban a marginar, iba a ser el objeto de las burlas y de las putadas. Como siempre había ocurrido. En St. Martina era diferente; tenía a sus dos mejores amigas, Alice y Rose. Ellas no eran como las demás, ellas la protegían y la querían. No habían sido solo dos amigas, si no hermanas. Eran su familia. Ahora todo cambiaría, estaría a 3000 km de ellas; Alice y Rose la olvidarían, encontrarían a otra que ocupara su lugar. No quería que eso sucediera.
Dos semanas antes le suplicó a Claire que la dejara en St. Martina, que sacaría mejores notas, aunque eso no fuera posible... Le dijo que allí se sentía como en casa, que allí era extremadamente feliz.
Pero Claire le contestó:
-Cielo, St. Oak tiene el nivel académico más alto que el resto de los internados del país. Hay que aprovechar tu inteligencia lo mejor posible. Tiene un excelente programa de ciencias. Sé que en otros internados lo has pasado mal y por eso te cambié. Te dejé estos cuatro años en St. Martina porque eras feliz, pero tienes que entender que quiero lo mejor para tu futuro. Si pudiera llevarte conmigo te llevaba sin duda, pero tienes que estudiar, y yo viajo mucho. Cariño, te prometo que St. Oak será el definitivo. Y sabes que yo siempre cumplo mi palabra. 
''Y sabes que yo siempre cumplo mi palabra...'' En ese momento finalizó la llamada.
Era cierto. Claire siempre había cumplido su palabra. Tenía que ser fuerte. Iba a adaptarse e integrarse.
St. Oak iba a ser el definitivo.
-El definitivo...-dijo aliviada.
Recapacitó. No perdería a sus amigas, aunque todo cambiase, aunque estuviera a 3000 km de distancia... No las perdería. Se verían por la webcam todos los días. Se contarían todos sus secretos, como habían hecho siempre. Es verdad que no iban a estar allí para ayudarla o para darle un abrazo; pero tenía 16 años.
Era lo suficientemente madura, fuerte e independiente como para arreglárselas sola. Lo había hecho siempre.

Se puso en pie y se miró al espejo. Retiró con sus manos las lágrimas que caían de sus brillantes ojos marrones. Se cepilló el cabello y se hizo una larga trenza de espigas. Se vistió con el nuevo uniforme. Observó el logotipo de St. Oak y dijo:
-Todo saldrá bien. 
Abrió lentamente la puerta del baño por si Rose seguía dormida. Salió lentamente y miró a las literas. Rose no estaba. Giró la cabeza hacia la cama independiente. Alice tampoco. Y sus maletas... Habían desaparecido.  Su corazón se paralizó durante tres segundos. De repente salió de la habitación corriendo. Esperaba que hubiera mucha gente en el pasillo, pues eran las once de la mañana de un sábado. Nadie. Un sudor frío recorrió su cuerpo. No había nadie. Bajó las escaleras corriendo, se tropezó y se cayó de culo.

-Imposible...-dijo levantándose.-Estoy al lado de recepción y sigue sin haber nadie. ¿Dónde estará todo el mundo?-preguntó extrañada.

Se dirigió lentamente hacia la cafetería. Allí tendría que haber alguien. Todo el mundo quería desayunar las tortitas con chocolate de Anne. Abrió las puertas de la cafetería y se encontró con Anne.

-Dios... Menos mal. Anne, ¿sabes dónde están todos?- preguntó esperanzada.
-Están esperándote en el salón de actos.-respondió ella indiferente.
-Muchas gracias por la información, Anne, espero verla pronto. 
-Igualmente.-respondió sonriente.

Rachel se dirigió al salón de actos preguntándose que habrían montado allí. Cuando entró se quedó de piedra. Allí estaban todos, absolutamente todos los que pasaron de ella y la trataron con indiferencia. También estaban allí Alice, Rose y... Claire.  No pudo ocultar la sonrisa en su rostro.

-Acércate, querida...-dijo la directora.
Rachel se acercó y subió al escenario.
-Hoy, se va una de las mejores alumnas de nuestro centro, Rachel Blue. Te deseamos lo mejor.-dijo sincera.

Todo el mundo aplaudió. Hablaron muchas personas. Todas diciendo cosas buenas de Rachel. Estaba muy sorprendida. Pasó rápido y cuando se dio cuenta, todo el mundo había salido de allí. Quedaban Rose y Alice. Se abrazaron como si fuera la última vez que se verían.
-No os olvidéis de mí, ¿eh?-dijo burlona.
-Jamás.- respondieron las dos a la vez.
Los ojos de las tres brillaron, se dieron un último abrazo y Rachel se fue.

Fuera estaba Claire, se abrazaron y se montaron en el coche. Claire conducía y Rachel cogió el Ipod y se puso a escuchar música. Sonaba Skyscraper de Demi Lovato. Unas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Esa canción contaba todo lo que le había pasado. Le habían hecho mucho daño, pero ella se había recuperado y había vuelto a levantarse.
St Oak... ¿Sería diferente? ¿La putearían? Solo había una manera de comprobarlo...

2 comentarios:

  1. Me encanta :)) maraviloso! Animo con la novela cielo ^^

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