martes, 24 de julio de 2012

Capítulo VI: Presentaciones.

<<Riiing>> El timbre volvió a sonar.

-Mierda, ya han acabado los cinco minutos. Mrs. Brown estará a punto de llegar y como nos pille aquí...-dijo Savannah.

-Como os pille aquí seréis castigadas.-terminó diciendo una señora.-Muy bien Savannah, veo que te sabes cómo va ésto, ¿por qué será?-preguntó retóricamente.-No me suena tu cara, serás la nueva.-dijo dirigiéndose a Rachel. 

-Sí señora, es decir... Sí, Mrs. Brown.-respondió nerviosa. 

-Savannah, te has librado por ésta vez gracias a tu amiga la nueva. No te pasarás toda la clase copiando. Hoy haremos algo diferente...-dijo Mrs. Brown sonriendo. 

Savannah sintió el impulso de decir: <<No es mi amiga; es solo una chica extraña que ha irrumpido en mi habitación y la ha nombrado suya.>> Se calló, por lo menos así le quitaban el castigo. 

-Entra en clase Savannah.-le ordenó Mrs. Brown.-Tengo que hablar con tu amiga. 

Savannah obedeció sin rechistar, algo extraño en ella. 

-¿Cómo te llamas, querida?-preguntó Mrs. Brown. 

-Rachel, Rachel Blue.-respondió. 

-Rachel... Ten cuidado. No tratan bien a las nuevas. Cualquier problema que tengas, cualquier cosa que te hagan...Puedes acudir a mi. ¿De acuerdo?

-De acuerdo.-respondió Rachel.

Esa mujer, de unos cuarenta años, hablaba con sinceridad. Rachel presintió de inmediato que le habían echo daño cuando era niña. Así, que se dedicaba, además de dar clases de matemáticas, a ayudar a las novatas, hasta que se integraban. 
¿Podría Rachel Confiar en ella? Su instinto le decía que sí. 

-Ahora, entremos. Hoy no será una divertida clase de matemáticas. Nos dedicaremos a otra cosa.-dijo Mrs. Brown resaltando su asignatura. 

Mrs. Brown giró el pomo, abrió la puerta y entró, seguida de Rachel.

-Buenos días, niñas.-dijo sonriente. 

-Buenos días Mrs. Brown.-respondieron todas al unísono. 

-Niñas, hoy haremos algo diferente. Tenemos con nosotras a una nueva alumna...-dijo dirigiéndose a Rachel.-Preséntate querida. 

-Ho-Hola. Me llamo Rachel Blue. Vengo del St. Martina...-Rachel fue presentándose.-Y, bueno, eso es todo.

-Muy bien Rachel, siéntate en el sitio libre. Ése será tu sitio a partir de ahora. 

Rachel observó el aula. Tenía un escritorio de roble, una pizarra normal, otra digital; un gran escritorio para la profesora y sillas perfectamente talladas. Las paredes, blancas, estaban decoradas con posters de todas las asignaturas: ecuaciones, mapas geográficos... Era completamente normal salvo por un detalle. Un gran detalle. 

Las mesas, estaban separadas entre sí, pero a la vez estaban en grupos. Había cuatro filas de mesas, en seis columnas. Las primeras tres columnas estaban separadas de las otras tres por un ancho pasillo, al igual que las dos primeras filas de las dos últimas. En el centro del aula había un solo escritorio. Igual a los demás, pero apartado del resto. Ése era el de Rachel. 

Anduvo hacia el escritorio, bajo la mirada de todas las chicas. Se sentó y miró la mesa, ignorando todas las miradas, que se dirigían a ella. 

-Ahora, la representante de cada grupo dirá en voz alta los nombres de los miembros que lo forman, para que te los vayas aprendiendo.-le dijo Mrs. Brown a Rachel.-Empezaremos por las empollonas. 

Amber, a quien por desgracia ya conocía Rachel se puso en pie, se aclaró la voz y dijo:

-Buenos días Rachel. Yo soy Amber, aunque ya me conozcas, y mis compañeras son Brenda, Christine, Carol, Angie y Elisa.-fue numerando a la vez que cada una se ponía en pie.-Somos las de mejor nivel académico. 

Entonces, ése era su sitio; pensó Rachel. Las más inteligentes. Tendría que unirse a las empollonas y entablar amistad con ellas.

-Ahora, las pijas.-continuó diciendo Mrs. Brown.

Una de las chicas situadas al noroeste del aula se puso en pie. Era realmente guapa. Alta y bastante delgada. Tenía el pelo largo, rojizo y rizado; la piel muy blanca y los ojos azules. Llevaba el uniforme del internado rosa, como todas las pijas. Pero, para destacar entre las demás, el suyo brillaba. Llevaba unos tacones de aguja, por lo que parecía todavía más alta. Y sus libros, estaban forrados con papel de regalo rosa y ponían el nombre de la asignatura. Rachel se fijó mucho en su aspecto. Estaba muy maquillada y parecía haber salido de la peluquería.

-Hola, yo soy Megan. Encantada de conocerme, lo sé.-le dijo posando como una modelo.-Y mis queridas amigas son Amy, Emily, Cameron, Daphne y Alisson.-fue numerando a la vez que cada una ponía una pose de modelo diferente.-Somos las que mandamos. Las mejores. Nos encanta la moda y el diseño.

Rachel comenzó a dudar... A ella le encantaba la moda y el diseño. Quizás se sintiera cómoda en pijas.

-Las frikis...-continuó diciendo Mrs. Brown.

Una de las chicas situadas al suroeste se puso en pie. Era un poco baja, con el pelo muy largo y de un rubio blanquecino. estaba recogido en dos coletas bajas y sueltas. Y se podían apreciar grandes enredos. Se podía ver a una chica guapa detrás de esas enormes gafas redondas. Parecía delgada, pero no estaba segura, porque llevaba un uniforme extremadamente grande para ella. Llevaba unas botas grises, sucias y con los cordones desatados. Se fijó en un detalle. Usaba cables como collar. Y tenía la mesa llena de ellos.

-Hola, ¿qué hay?-preguntó la chica con una voz muy aguda.-Yo soy Érika y mis C.C. son April, Ginger, Elsa, Karla y Clothilde.-las chicas a las que iba nombrando ni se molestaron en levantarse. Estaban completamente enganchadas a aparatos informáticos. La mayoría tenía los ojos rojos y todas tenían un aspecto desaliñado.-Lo sabemos todo acerca de programas informáticos, libros electrónicos, álbumes digitales... Todo. 

Rachel también entendía de eso. Seguro que no tanto como aquellas chicas, pero entendía. Y con ellas podría aprender más sobre todo eso. Cada vez estaba más confusa.

-Y, por último, las góticas. 

Savannah, con actitud, puso los pies encima del escritorio. Cogió un bolígrafo y, a la vez que señalaba, sin mirar, iba diciendo...:
-Alexa, Electra, Charlene. Deborah y Agnès.-las chicas la miraron sombríamente.- Nos gusta la música, la oscuridad, dormir de día y salir de noche. Además de ir siempre de negro. 

Rachel se quedó totalmente confusa. A ella también le gustaba la música, quizás no la misma que a las góticas, pero le gustaba.  Se sentía incómoda en lugares oscuros y sombríos, pero no tenía miedo. Le gustaba mucho dormir y también salir de noche. Y el negro era uno de sus colores favoritos. 

-Bueno querida...Tendrás que elegir un grupo.-dijo seriamente Mrs. Brown.-¿Cuál prefieres? 

lunes, 9 de julio de 2012

Capítulo V: Conociendo a Savannah.

Rachel se quedó extrañada. ¿Qué le haría aquella desconocida? Lo poco que sabía de ella era su nombre. Tenía pinta de psicópata. Su presencia no le agradaba mucho. Se alejó de ella y se acercó al desordenado escritorio, fue retrocediendo sin mirar a atrás, alejándose de Savannah, hasta que...

-¡Ah! ¿Qué es esto?-se sobresaltó Rachel.

Giró llevándose la mano a la nuca y observó la pared. Una fotografía de una chica muy guapa estaba pegada  a ella, la cual estaba rodeada de insultos. También estaba agujereada y un par de dardos atravesaban los ojos de la chica. Con eso se chocó.
Rachel cada vez lamentaba más que le hubiera tocado una psicópata como compañera, pero debía ser lo más amable posible con ella, pes veía venir que no sería bueno tenerla como enemiga.

-¿Quién es ella?-dijo Rachel señalando la fotografía y rompiendo el silencio.

-La peor persona que podrías encontrarte en un vida, una falsa y superficial.-respondió con rabia Savannah.-Es inaguantable. La odio. 

-¿Por qué? ¿Qué te ha hecho?-preguntó curiosa Rachel.

-Cuando la conozcas, no tendrás que hacerme ninguna de esas preguntas. Créeme.-respondió Savannah segura.

-¿De qué la conoces?

-Es mi hermanastra, por desgracia. Mi madre murió cuando yo nací, y mi padre se volvió a casar. El pobre es tonto y se casó con una horrible mujer que tenía una horrible hija. Esa mujer nos internó aquí en cuanto cumplimos la edad necesaria para entrar. Posiblemente, nuestro odio hacia esa mujer sea lo único que tenemos en común ella y yo, además del apellido.-relató con ira Savannah.-Por cierto, se llama Megan y es la reina de las pijas, por así decirlo. 

-Vaya... Siento mucho lo de tu madre y tu historia.-respondió tristemente Rachel.

-No lo sientas, no fue culpa tuya.-sonrió Savannah.-¿Y tus padres qué? ¿Son como los de la mayoría de aquí? ¿Unos idiotas que pasan de sus hijas?-preguntó Savannah.

-Pues... No. Mis padres murieron cuando era pequeña y mi madrina me acogió, pero no puede quedarse conmigo por motivos de trabajo.-respondió apenada.-Por eso, en parte, estoy aquí. 

-Vaya, pues... Yo también lo siento.-dijo avergonzada Savannah por las preguntas que le había echo a Rachel momentos antes.

-No lo sientas, no fue culpa tuya.-respondió Rachel diciendo lo mismo que Savannah anteriormente.

Las dos se rieron al ver que tenían algo en común. Una trágica historia y la pérdida de seres queridos. No era para reírse, pero detrás de esas sonrisas había un ''me hubiera gustado tener una familia.''

Después de un largo silencio, Savannah habló:

-Bueno, ¿entonces qué? ¿Cambiamos tu look?-preguntó decidida.

-Verás, no es que no me guste tu estilo, pero... Prefiero el mío. Me gusta ponerme lo que quiera. Un día de negro y al día siguiente de rosa. No me importa. Puedo ir un día vintage y al día siguiente parecer pija o una empollona. No puedo etiquetarme en un estilo, porque soy una persona a la que le gustan muchos estilos diferentes. Y me gusta combinar cosas de diferentes estilos. Tengo un estilo propio, un tanto extraño y difícil de definir. Y, la verdad, no quiero cambiarlo.-respondió Rachel segura.

Rachel tenía que a Savannah le hubiera molestado su sinceridad pero no fue así.

-De acuerdo, no importa. Bueno, no me importa a mi. A ti te importará cuando pasen unos días y te des cuenta de lo que ocurre. No te estoy amenazando, solo trato de ayudarte. Te hará falta. Sé lo que digo...-dijo Savannah sombríamente.

Ambas guardaron silencia hasta que escucharon un fuerte timbre y un mensaje:

<<Alumnas del centro, las clases comienzan en cinco minutos. Quien llegue tarde, será castigada.>>

-Venga, vámonos. Más nos vale llegar a tiempo.-dijo inmediatamente Savannah.

Ambas bajaron corriendo las escaleras y se fueron directas a las taquillas. Cogieron sus respectivos materiales y se dispusieron a entrar en clase, cuando...


_________________________________________________________________________________

En el siguiente capítulo conoceremos a Megan y el ambiente de clase.
Espero que os haya gustado este capítulo, aunque haya sido más corto que los otros, pero lo que ocurre después se merecía estar en un capítulo aparte.
Besos, y muchas gracias por leer. :)



viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo IV: Savannah Williams.

Giró la llave dentro de la cerradura. Abrió la puerta muy despacio y se dispuso a entrar cuando... Unas botas militares negras le cortaron el paso. Levantó la cabeza y...

Una chica un poco más alta que ella, de pelo largo y liso, además de negro con mechas rojas, evitaba que avanzara. Era muy pálida, con los ojos verdes oscuros y pintados de negro. A sus labios, rojos, les acompañaba un pircing. Llevaba unas medias de rejilla rotas y el uniforme del internado, modificado a su gusto.

-¿Qué haces microbio?-preguntó la chica maleducada.

-Entrar a mi habitación.-respondió Rachel atrevida.

La chica vio que Rachel tenía la otra llave, se puso más pálida de lo que era y se apartó de la puerta.
Rachel entró y dejó las maletas a un lado. Se quedó con los ojos como platos, mirando a su alrededor.
La habitación era mucho más grande que la de St. Martina. Las paredes eran de un rojo oscuro bastante bonito, el suelo de mármol blanco, al igual que en el resto del edificio. El techo también era blanco. Las camas, separadas por un pasillo pequeño, eran de terciopelo negro. En las paredes había cuadros de ángeles de la muerte, diablos y la marca satánica. Una lámpara de  araña negra colgaba del techo. Había dos escritorios, bastante separados, con un ordenador cada uno. Los muebles eran de roble, pero estaban barnizados de negro. Había dos grandes armarios, uno de ellos abierto y excesivamente lleno de ropa. No cabía ni una prenda más. También había ropa esparcida por el suelo, toda ella negra. Había una televisión enorme de pantalla plana entre los escritorios, y un sofá enfrente de ella, pero pegado a la otra pared.
Cuando Rachel terminó de observar todo aquello se dirigió hacia la cama vacía y puso allí sus maletas. La chica, desde la otra cama, le dijo:

-Se han tenido que equivocar... Tú no deberías de estar aquí. 

-Eso mismo pienso yo, ésto es como el infierno...-dijo Rachel con cara de asco fingida.

-Muchas gracias, ¿a que mola?-preguntó la chica mostrando la habitación.

-Bueno...No está...Mal.-respondió Rachel tímida.

¿No está mal? ¿Eso es todo?-preguntó la chica enfadada.-Ven.

La desconocida le cogió del brazo y salió corriendo escaleras abajo. Rachel, sin más remedio, la siguió. Se pararon en recepción.

-¡Charlene!-gritó la chica.

-¿Sí?-respondió una anciana medio sorda.-¿Qué quieres? 

-¡Ha habido un error! ¡Han colocado a una empollona en mi habitación!-volvió a chillar para que la anciana se enterase.

-Mmm... Veamos... Se habrá confundido de habitación.-respondió Charlene.

-¡No, no se ha confundido! ¡Tiene la llave, la lla-ve!-le dijo la chica.

-¡Ah, bueno! Verás, entonces yo no puedo hacer nada... Será un problema de expediente. Si queréis solucionar algo, id a hablar con Mrs. Adams.-terminó diciendo Charlene.

La chica volvió a coger del brazo a Rachel y salió corriendo al pasillo de la derecha. Llamó a la puerta varias veces, pero no abrían. Se acercó a la puerta y escuchó atentamente.

-Sí... sí, es terrible lo que le sucedió a esa chica el mes pasado... Fue víctima de una novatada. Son cosas de críos... Al parecer la encerraron en el sótano, al día siguiente abrieron la puerta y se la encontraron muerta... Es muy trágico. Era una buena alumna... Se llamaba Laila. Celebramos una pequeña fiesta en su honor... Vale, sí, lo siento, pero de eso el  centro no se hace responsable... No es la primera vez que pasa... Te dejo, adiós. 

La llamada telefónica finalizó y la chica volvió a llamar a la puerta.

-Adelante, querida...-dijo Mrs. Adams sonriendo.

La desconocida y Rachel entraron en el despacho y se sentaron frente a Mrs. Adams.

-¿Hay algún problema?-preguntó Mrs. Adams al ver la cara de la chica.-Savannah, ¿qué ocurre? 

-Pues, que se ha debido de equivocar... Ella no puede ser mi compañera... No es... Como yo.- respondió Savannah.

-Ya, siento eso, pero... No quedan más habitaciones libres y la tuya es suficientemente grande para las dos. No ha habido ningún error. Tendréis que adaptaros... Ahora, si me disculpáis... Tengo que seguir con las llamadas.-terminó diciendo Mrs. Adams.

Savannah y Rachel salieron del despacho y se fueron a su habitación.

-Savannah...Siento esto, pero habrá que adaptarse. No hay otra solución.-le dijo Rachel.

-Tu nombre.

-Rachel Blue.-contestó.

-Savannah Williams.-le dijo la chica.-Rachel, me gusta como piensas... Habrá que adaptarse... Tú has llegado después... Adáptate tú.-le dijo seria Savannah.-Hay que cambiar tu look... Tengo una reputación que mantener... 

En el próximo capítulo conocerá a sus compañeras de clase, ¿cómo serán? ¿Cómo la tratarán? ¿Cómo le sentará el look que ha elegido Savannah para ella?

*Opinión que quiero saber de las lectoras.  ~Elegid una de las siguientes opciones:
-Me gusta la idea de que cambie su look a gótico-vintage en público, pero siga manteniendo su estilo en privado.
-Prefiero que se quede con su look clásico-empollón.
-Prefiero que cambie a gótico-vintage para siempre.
Quien tenga más puntos, será la opción elegida.
El plazo se acabará mañana por la tarde. A las 6, porque tengo que escribir el siguiente capítulo acorde con esta elección. Besos, y gracias por leer. No os podéis perder el próximo capítulo. <3

jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo III: St. Oak.

Las enormes puertas de madera se cerraron tras ellas.

-Dios, ésto es el paraíso... -murmuró Rachel.

-No, querida, sólo es la recepción. -rió Mrs. Adams.

Suelos de mármol blanco se extendían hasta perderse en la línea del horizonte. Techos altos parecían rozar el cielo. Paredes lisas de un blanco roto se unían, dándole una gran luminosidad a la estancia. Muebles de roble delicadamente tallados estaban repartidos por todo el edificio. Una lámpara gigante de araña estaba colgada del techo y una escalera clásica se extendía por cada pared lateral, uniéndose ambas para conducir, por ambos lados, a la planta de arriba. A la derecha de la estancia había un pasillo, igualmente decorado. El pasillo tenía cuatro puertas. Dos a cada lado, y una al final. La puerta de enfrente, acristalada, conducía al gran jardín. La segunda puerta a la derecha, al despacho de Mrs. Adams. Las demás, todavía eran un misterio...

-Querida, tengo que irme a mi despacho para responder algunas cartas y terminar de inscribirte.-le dijo sonriente.- Nos veremos por aquí. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme...-dirigiéndose a otra alumna.-¡Amber! Ven, por favor.-le exigió.

Era una chica de estatura media, peso normal, tez morena y ojos verdes oscuros. Llevaba gafas. Tenía el pelo corto y liso, entre naranja y rubio. Su look se definía con una palabra: Empollona.

La chica se dirigió hacia ellas.

-Amber, ésta es Rachel. Acaba de llegar. Te agradecería mucho que le enseñaras el centro y le orientaras un poco. Su habitación es la 666. Sé amable con ella.-le dijo Mrs. Adams.

-Por supuesto, señora. Estaré encantada de hacerle de guía. Y supongo que ella también lo estará, ya que soy la alumna con mejor nivel académico de todo el internado.-se elogió Amber.-Vamos, no hay tiempo que perder.- le dijo a Rachel.

Mrs. Adams se encerró en su despacho.

-¿Cuántos años tienes?-preguntó curiosa Amber.

-Dieciséis.-respondió Rachel.

-Vale, estás en mi clase. Debes saber que soy la delegada. Dentro de poco habrá que volver a elegir... Te aconsejo que no te presentes, por tu bien.-le amenazó.

¿Pero quién se creía que era aquella chica?  Apenas le acababa de conocer y ya le había amenazado... Pensó que lo mejor sería seguirle la corriente ahora y pasar de ella luego, porque necesitaba una guía y porque no quería tener enemigas allí.

-De-de acuerdo...-le respondió nerviosa.

-La puerta de al lado del despacho de Mrs. Adams lleva a la sala de profesores. Las dos de la izquierda llevan, una a la sala de estar, que tiene otra puerta en su interior y conduce a un pasillo con muchas habitaciones. Son de los empleados del internado y de los profesores. La otra puerta... No la cruces nunca. Conduce al sótano. 

Amber se fue al pasillo de la izquierda, donde había muchas más puertas. Rachel le siguió.

-Todas estas puertas llevan a diferentes aulas. Ahí está el laboratorio de química, la clase del señor Brown, la biblioteca... -fue explicando Amber.-Aquella puerta acristalada, es como la del otro pasillo. Lleva a otro jardín y ese jardín tiene un polideportivo con piscina. No lo esperabas, ¿verdad? Cuando llegué pensé que apenas habría cosas modernas... Me equivocaba.-asumió Amber.-Pero con esta puerta acristalada no se acaba todo...-siguió relatando.- Ahí hay otro pasillo, mucho más ancho que los demás. Lleva al comedor principal, aunque también está allí la gran cocina y la sala de ocio. Tiene cine y todo.-terminó diciendo Amber.-Yo me quedaré en la biblioteca. Sube las escaleras y busca tu habitación. Es la 666, como dijo Mrs. Adams. Aquí tienes la llave.-dijo entregándosela.

-Muchas gracias Amber.-le respondió dándose la vuelta.

-¡Espera!-le exigió Amber.

Rachel se extrañó, ¿qué quería ahora? Se dio la vuelta y se colocó frente a ella.

-¿Sí?-preguntó curiosa.

-He leído tu expediente... Pone que eras la alumna con más nivel académico de tu internado.-le respondió Amber.

-Sí, así es.-afirmó Rachel.

-Solo quería dejarte claro que aquí fui, soy y seré la que tenga mejor nivel académico, ¿de acuerdo?

Rachel se dio la vuelta, se fue y la dejó allí tirada. Lo de antes lo soportó. Pero lo de ahora... Eso no iba a consentirlo. Que una niña mimada le exigiera que bajara su nivel... Eso no.
No había pensado en presentarse para delegada... Pero ahora sí que se iba a presentar, para bajar a esa niñata de las nubes.

Dejó ese pensamiento a un lado. Empezó a pensar en cómo sería su compañera de habitación. ¿Se parecería a Rose o a Alice? ¿O quizás a Amber? No, deseó que no fuera así. Ya era demasiado con una Amber.
Subió las escaleras y empezó a buscar su habitación... Arriba había cuatro pasillos, en cada uno había un letrero colgado del techo. Se podía leer: Pijas-Frikis-Empollonas-Góticas.

-666...-murmuró.-Me habrán colocado en empollonas. 

Entró en el pasillo y se puso a buscar... No, no le habían etiquetado de empollona.

-¿Frikis?-se preguntó a sí misma.

Buscó la habitación 666, pero...Tampoco estaba. Miró en pijas. Tampoco. ¿Cómo podrían haberla etiquetado en góticas? No habría mirado bien en los otros pasillos... ¿O sí? Se acercó al de las góticas y, al final del pasillo, se podía leer en la puerta: 666.
Caminó hacia la puerta, introdujo la llave en la cerradura y...
¿Cómo será aquella habitación? ¿Y su compañera? ¿Se adaptará a St. Oak?
Lo sabremos en el próximo capítulo.

*Quien me conteste bien a la siguiente pregunta, la primera, podrá elegir el nombre de uno de los personajes que aparecen en el siguiente capítulo. El nombre es de chica. La pregunta es la siguiente:
¿Por qué se llama el internado St. Oak?
Aunque creáis que no viene, sí se ha dicho. Sólo que hay que buscarlo. Pero la respuesta está en el texto.
Podéis responderme por aquí en un comentario o por el tuenti. Como queráis.
Espero que os haya gustado este capítulo. <3

miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo II: Trágicas muertes.

Se quedó dormida en cuanto acabó la canción. Soñaba con un lugar lejano; con un bosque de frondosos árboles que tenía un lago en el centro, y en el centro del lago, una isla. Dicha isla, un tanto pequeña, estaba compuesta por cipreses y una cabaña.
Notó algo y se despertó de golpe.

-Cielo, ya casi hemos llegado a St. Oak.-dijo Claire sonriente.-Mira por la ventana.

Rachel no lo podía creer. Era precioso. Grandes jardines con flores de mil colores rodeaban un edificio muy antiguo, clásico y lujoso. Por las grandes columnas de la entrada y los pequeños detalles de la fachada se podía apreciar que fue construido hacía un par de siglos. Aquel edificio era un espectáculo digno de ser visto. Los terrenos del centro estaban limitados por frondosos árboles.

-No puede ser... Como en mi sueño...-murmuró Rachel.

-¿Qué has dicho cielo?- preguntó Claire.

-Nada, sólo que... Creo que me adaptaré bien. Parece un buen internado de gente decente. -contestó Rachel con una sonrisa fingida.

-Me alegro de que te guste. Espero que seas tan feliz como lo fui yo. 

-¿Estudiaste aquí?-preguntó Rachel sorprendida.

-Sí cariño, nací en el pueblo de al lado. En cuanto cumplí seis años me ingresaron aquí. Fui la delegada de clase todos los años que estuve aquí. Hasta que terminé la universidad y me fui. Aquí también estudió tu madre... Siempre fue mi mejor amiga... Si no te ingresé en este internado antes es porque quería que olvidaras y empezaras una nueva vida. Eras muy pequeña y no quería que te atormentara la pérdida de tus padres. Espero que lo entiendas.- dijo Claire apenada.

-Tranquila Claire, lo entiendo perfectamente. No pasa nada.-respondió Rachel algo confusa.- Nunca lo he preguntado, pero...¿Cómo murieron?

-Es duro y complicado, pero tienes derecho a saberlo.-le contestó Claire.-Verás... Fue cerca de aquí. Detrás de esos frondosos árboles. En la casa del lago. Tú estabas con ellos. Según dicen, tu madre se fue contigo a dar un paseo, fuera de la cabaña... Cuando volvisteis, tu padre ya estaba muerto en el suelo. No se supo la causa de la muerte. En el momento en el que tu madre vio a tu padre muerto, le dio un ataque. Se cayó y se golpeó con la esquina de la mesa, que quedó llena de sangre, en la cabeza. Y, tu madre también murió. Te encontraron dormida abrazada a ellos. Nadie supo más.-relató tristemente.- Te lo he contado porque ya eres mayor, pero no le des muchas vueltas. Pasó hace diez años... Lo pasado, pasado está. 


Rachel se quedó callada. No sabía qué decir. Saber esa historia la cambiaría para siempre. No debería dejar que eso sucediera. 
Claire interrumpió sus pensamientos. 

-Prométeme que jamás irás a allí. ¿De acuerdo? Prométemelo.- exigió Claire.

-Te lo prometo...-respondió Rachel confusa.
¿Por qué no quería Claire que fuera a allí? Era una buena persona. ¿Ocultaba algo? Puede ser que le ocultara información, pero Claire era inocente. Estaba segura de ello. No mataba ni a una mosca... Y la sangre le daba asco.
Rachel sabía que alguien más había estado allí esa tarde...¿Pero quién? ¿Y por qué no le había hecho daño a ella? Tenía que descubrirlo, pero sin ir a allí. Nunca rompía sus promesas. Ahora era algo personal. Y no iba a descansar hasta que esa persona estuviera entre rejas.

-Bájate del coche y ve a saludar a la directora, cielo. Yo voy a bajar tus maletas.-dijo Claire.-Es esa mujer mayor de ahí. Mrs. Adams. Es un encanto.-relató sonriendo.

Rachel se dirigió a la entrada del edificio.

-Buenos días, Mrs. Adams. Soy la nueva alumna.-dijo Rachel educadamente.

-Mary...Mary Williams...¡Imposible!-exclamó la directora.

-No... Soy su hija, Rachel Blue.-contestó confusa.-Voy a ingresar en este centro.

-¡Ah, sí, querida! Sabía que hoy venía la nueva alumna... Pero no pensaba que eras la hija de Mary. En tu expediente pone que tu madre es Claire Smith.-dijo un tanto confusa.

-Es mi tutora legal.-respondió indiferente.-También estudió aquí. 

-Sí...Me acuerdo muy bien de ella...-dirigiéndose hacia Claire-¡Claire Smith! Cuánto tiempo sin verte...

-Es cierto, desde que terminé la universidad...He estado muy ocupada. Siento no haber venido de visita, viajo mucho. De hecho, tengo que coger un avión a China, para traer unas telas de diseño. Aquí tiene el dinero. Cuide de Rachel.-le dijo sonriendo.

-Está en buenas manos.-dijo la amable directora sonriendo.

-De eso no hay duda.-contestó Claire.
Rachel y Claire se dieron un abrazo de despedida.


-Vendré a visitarde dentro de unos meses, cielo. Cuídate mucho.


.Tú también Claire. Adiós.-dijo apenada. 


Claire se fue. Mrs. Adams y Rachel entraron dentro del edificio...¿Qué ocurrirá allí? ¿Hará amigas o enemigas? ¿Cómo será aquello? ¿Descubrirá alguna pista de la misteriosa muerte de sus padres? 
Lo sabremos en el próximo capítulo. 

martes, 26 de junio de 2012

Capítulo I: Una dolorosa despedida.

Era una fría mañana de invierno, la escarcha se colaba por la ventana encajada y el viento mecía las hojas que caían suavemente en el frío suelo.
Rachel se sobresaltó al caerle la escarcha en los pies. Se llevó la mano a la cabeza y dijo para sí:
''Sólo ha sido un sueño''. 
Se dispuso a bajar de la litera,cuando vio las maletas en el suelo.
-No es posible, llegó el temido día.-dijo apenada.
Se dirigió a un escritorio y cogió su nuevo uniforme. Sin hacer ruido, pues no quería despertar a Rose, se encerró en el baño y se puso a llorar.
Llevaba cuatro años allí, cuatro maravillosos años allí. Ahora tendría que empezar de nuevo. Desde la muerte de sus padres, cuando ella solo tenía seis años, y la acogió Claire, había cambiado seis veces de internado. Hasta que con doce años, ingresó en el que sería el definitivo; o eso creía ella.
Cuando llegó a St. Martina creyó que le iba a ocurrir lo mismo que en los internados anteriores; le iban a marginar, iba a ser el objeto de las burlas y de las putadas. Como siempre había ocurrido. En St. Martina era diferente; tenía a sus dos mejores amigas, Alice y Rose. Ellas no eran como las demás, ellas la protegían y la querían. No habían sido solo dos amigas, si no hermanas. Eran su familia. Ahora todo cambiaría, estaría a 3000 km de ellas; Alice y Rose la olvidarían, encontrarían a otra que ocupara su lugar. No quería que eso sucediera.
Dos semanas antes le suplicó a Claire que la dejara en St. Martina, que sacaría mejores notas, aunque eso no fuera posible... Le dijo que allí se sentía como en casa, que allí era extremadamente feliz.
Pero Claire le contestó:
-Cielo, St. Oak tiene el nivel académico más alto que el resto de los internados del país. Hay que aprovechar tu inteligencia lo mejor posible. Tiene un excelente programa de ciencias. Sé que en otros internados lo has pasado mal y por eso te cambié. Te dejé estos cuatro años en St. Martina porque eras feliz, pero tienes que entender que quiero lo mejor para tu futuro. Si pudiera llevarte conmigo te llevaba sin duda, pero tienes que estudiar, y yo viajo mucho. Cariño, te prometo que St. Oak será el definitivo. Y sabes que yo siempre cumplo mi palabra. 
''Y sabes que yo siempre cumplo mi palabra...'' En ese momento finalizó la llamada.
Era cierto. Claire siempre había cumplido su palabra. Tenía que ser fuerte. Iba a adaptarse e integrarse.
St. Oak iba a ser el definitivo.
-El definitivo...-dijo aliviada.
Recapacitó. No perdería a sus amigas, aunque todo cambiase, aunque estuviera a 3000 km de distancia... No las perdería. Se verían por la webcam todos los días. Se contarían todos sus secretos, como habían hecho siempre. Es verdad que no iban a estar allí para ayudarla o para darle un abrazo; pero tenía 16 años.
Era lo suficientemente madura, fuerte e independiente como para arreglárselas sola. Lo había hecho siempre.

Se puso en pie y se miró al espejo. Retiró con sus manos las lágrimas que caían de sus brillantes ojos marrones. Se cepilló el cabello y se hizo una larga trenza de espigas. Se vistió con el nuevo uniforme. Observó el logotipo de St. Oak y dijo:
-Todo saldrá bien. 
Abrió lentamente la puerta del baño por si Rose seguía dormida. Salió lentamente y miró a las literas. Rose no estaba. Giró la cabeza hacia la cama independiente. Alice tampoco. Y sus maletas... Habían desaparecido.  Su corazón se paralizó durante tres segundos. De repente salió de la habitación corriendo. Esperaba que hubiera mucha gente en el pasillo, pues eran las once de la mañana de un sábado. Nadie. Un sudor frío recorrió su cuerpo. No había nadie. Bajó las escaleras corriendo, se tropezó y se cayó de culo.

-Imposible...-dijo levantándose.-Estoy al lado de recepción y sigue sin haber nadie. ¿Dónde estará todo el mundo?-preguntó extrañada.

Se dirigió lentamente hacia la cafetería. Allí tendría que haber alguien. Todo el mundo quería desayunar las tortitas con chocolate de Anne. Abrió las puertas de la cafetería y se encontró con Anne.

-Dios... Menos mal. Anne, ¿sabes dónde están todos?- preguntó esperanzada.
-Están esperándote en el salón de actos.-respondió ella indiferente.
-Muchas gracias por la información, Anne, espero verla pronto. 
-Igualmente.-respondió sonriente.

Rachel se dirigió al salón de actos preguntándose que habrían montado allí. Cuando entró se quedó de piedra. Allí estaban todos, absolutamente todos los que pasaron de ella y la trataron con indiferencia. También estaban allí Alice, Rose y... Claire.  No pudo ocultar la sonrisa en su rostro.

-Acércate, querida...-dijo la directora.
Rachel se acercó y subió al escenario.
-Hoy, se va una de las mejores alumnas de nuestro centro, Rachel Blue. Te deseamos lo mejor.-dijo sincera.

Todo el mundo aplaudió. Hablaron muchas personas. Todas diciendo cosas buenas de Rachel. Estaba muy sorprendida. Pasó rápido y cuando se dio cuenta, todo el mundo había salido de allí. Quedaban Rose y Alice. Se abrazaron como si fuera la última vez que se verían.
-No os olvidéis de mí, ¿eh?-dijo burlona.
-Jamás.- respondieron las dos a la vez.
Los ojos de las tres brillaron, se dieron un último abrazo y Rachel se fue.

Fuera estaba Claire, se abrazaron y se montaron en el coche. Claire conducía y Rachel cogió el Ipod y se puso a escuchar música. Sonaba Skyscraper de Demi Lovato. Unas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Esa canción contaba todo lo que le había pasado. Le habían hecho mucho daño, pero ella se había recuperado y había vuelto a levantarse.
St Oak... ¿Sería diferente? ¿La putearían? Solo había una manera de comprobarlo...